La curiosidad existía de ambos os lados, nosotros, un grupo de “chelitos”, e los estudiantes, maestros, madres y padres tan semejantes y al mismo tempo tan distintos das comunidades escolares brasileñas. Las sonrisas, las conversas en el patio a espera del horario de la reunión, as fotos de nuestras cámaras digitales, fueran nos aproximando e aquel momento mucho esperado, que pudiera ser de tensión o nerviosismo fue se transformando en un espacio de convivió, diversión, respeto, onde la lengua e la cultura no fueran una barriera si no una forma de aproximación. (San Vicente, 03/11/11)
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